MOSSÈN
GREGORIO MANSORETIRO
DE CUARESMA A LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS
1.- Somos cristianos, nuestra razón
de ser es la opción libre de seguir
a Jesucristo como discípulos, para
construir a su servicio el Reino de Dios.
Contamos con su constante presencia en
nuestras vidas, su presencia sacramental,
especialmente en la Eucaristía y
el perdón y su Palabra en la Escritura.
Y contamos con la Ayuda espiritual del
Maestro del Espíritu que es Espíritu
Santo, regalo que se nos hizo el día
de nuestro bautismo y que permanece constantemente
en nosotros. Estamos bien acompañados
y protegidos.
2.- Estos
cristianos, en este caso nosotros, acabamos
de empezar la Cuaresma, un tiempo,
en palabras de Benedicto XVI, que “la
Iglesia nos invita a una sincera revisión
de nuestra vida a la luz de las enseñanzas
evangélicas” (Mensaje para
la Cuaresma 2010, nº 1)
3.- Tomaremos
como texto base para nuestra reflexión de hoy, el relato de las
tentaciones de Jesús, según
San Lucas (4,1-13), relato que se leerá y
reflexionará en todos los templos
católicos del mundo este sábado
y domingo, veamos
1 Jesús, lleno de Espíritu
Santo, se volvió del Jordán,
y era conducido por el Espíritu
en el desierto,2 durante cuarenta días,
tentado por el diablo. No comió nada
en aquellos días y, al cabo de ellos,
sintió hambre.
3 Entonces
el diablo le dijo: "Si
eres Hijo de Dios, di a esta piedra que
se convierta en pan."4 Jesús
le respondió: "Esta escrito:
No sólo de pan vive el hombre."
5 Después, llevándole a
lo alto, le mostró en un instante
todos los reinos de la tierra; 6 y le dijo
el diablo: "Te daré todo el
poder y la gloria de estos reinos, porque
a mí me ha sido entregada, y se
la doy a quien quiero.7 Si tu te arrodillas
y me adoras, todo será tuyo." 8 Jesús le respondió: "Esta
escrito: Adorarás al Señor
tu Dios y sólo a él darás
culto."
9 Lo
llevó a Jerusalén,
y le puso sobre el pináculo del
Templo, y le dijo: "Si eres Hijo
de Dios, tírate de aquí abajo;
10 porque
está escrito: A sus ángeles
te encomendará para que te guarden.
11 Y: En sus manos te llevarán
para que no tropiece tu pie en piedra
alguna." 12 Jesús le respondió: "Está dicho:
No tentarás al Señor tu
Dios."
13 Acabada
toda tentación, el diablo
se alejó de él hasta un
tiempo oportuno.
Qué constatamos
en este texto que nos pueda ayudar?:
1.- Jesús lleno del Espíritu
Santo, del todo de Dios, sin intereses
particulares. El día del bautismo
en el Jordán, recibió el
Espíritu Santo y experimento la
filiación: “Tú eres
mi Hijo amado”
A partir
de este momento el Espíritu
es el protagonista en la vida de Jesús.
El Espíritu que bajó sobre él
en el bautismo es quien lo lleva al desierto,
posiblemente para que desde la distancia
optara por qué camino iba a transcurrir
su vida. El Espíritu no le lleva
a una encerrona sino a una zona de libertad
fuera de las presiones ambientales, religiosas,
políticas y sociales que se vivía
en el país. El desierto es lugar
de búsqueda, de toma de decisiones,
de discernimiento, de austeridad, de oración,
de humildad, de compasión, de disponibilidad,
de confianza.
En este
ambiente centrado en Dios y en su misión se cruzan otros intereses,
intereses que nacen de la problemática
del país al cual es enviado y de
dudas en el propio corazón de Jesús.
Las tentaciones, las pruebas, no son obra
del Espíritu, ni de Dios. Esto lo
remarca San Lucas al decir “fue tentado
por el diablo”. Hemos de pensar que
Dios no tienta, así lo encontramos
en el capítulo primero de la Carta
de Santiago
13 Ninguno,
cuando sea tentado, diga: "Es
Dios quien me tienta"; porque Dios
ni es tentado por el mal ni tienta a
nadie. 14 Sino que cada uno es probado
por su
propia concupiscencia que le arrastra
y le seduce.
(Santiago 1, 13-14).
El ambiente
que respira la gente del país
Jesús:
Un
ritualismo extremo: más de
300 mandamientos a cumplir, todo cronometrado.
Religión asfixiante, en muchos casos
imposible de cumplir: pastores, pescadores,
etc: pasan a ser impuros y pecadores. Se
unen los enfermos, los cojos, los ciegos,
que su sufrimiento se explica como condena
por algún desorden o pecado cometido.
Algunos de ellos tenían prohibido
la convivencia y la entrada al templo y
sinagogas: leprosos, abandonados de todos
porque si alguien les tocaba pasaba a ser “impuro” y
ya no puede entrar en la ciudad. Pensemos
en Mc 1,40-45, donde ante la súplica
del leproso “si quieres puedes curarme” y
la acción de Jesús: “Jesús
compadecido, extendió la mano, le
tocó y dijo “Sí quiero,
queda limpio”. Quedo curado y el
evangelista, añade: “Jesús
ya no podía entrar libremente en
ninguna población”. Este ritualismo
es fruto de un corazón duro.
Una situación política
de ocupación, donde hay gente armada
que busca la expulsión de los romanos.
Buscan adictos y muchos de ellos son crucificados.
Una situación social: clasista,
ricos y pobres bien diferenciada con manifiestos
signos de desprecio hacia el pobre: el
Rico Epulón, hambrientos y gente
con dinero: publicanos, judíos vendidos
a Roma que se encargaban del cobro de los
impuestos. Machista, etc…
Una esperanza,
especialmente para los pobres: Un Mesías, un enviado de
Dios que les libere de esta situación,
a los que se unían los grupos religiosos
y los de la acción política
clandestina, todos por diversos motivos
aspiraban a un Mesías liberador
del opresor extranjero y la restitución
del Reino de Israel.
En el
retiro del desierto, es muy posible que
en la vida de Jesús pasaran
todas estas situaciones y Él que
es enviado a Construir Reino se plantea
qué hacer, por donde ha de optar,
cómo orientar su vida; aquí vienen
las dudas y las tentaciones.
Primera
tentación: Tiene hambre
y es tentado a “convertir las piedras
en pan”. Le atraviesa esa línea
que traicionará su opción
primera “ser hombre como los demás”.
Al querer recuperar su condición
divina para satisfacer su necesidad de
hambre, al convertir las piedras en pan,
y así trastocar el orden natural,
prescindiría de su condición
humana para apelar a lo extraordinario:
de siervo pasaría a poderoso, el
relato de la tentación destaca el
manda.
Aunque lo primero que necesita la persona
humana es el alimento, Jesús acalla
su tentación con una expresión
de fe del Deuteronomio: “No sólo
de pan vive el hombre” (Dt 8, 3).
Jesús, aferrándose en la Palabra de Dios, no seguirá el
camino que se le propone: No vivirá buscando su propio interés.
No utilizará al Padre de manera egoísta. Se alimentará de
la Palabra de Dios. Sólo multiplicará los panes para saciar el
hambre de la gente hambrienta.
Segunda
tentación: en “un
instante” experimenta que el poder
y la gloria le podría ocasionar
ventajas en su acción, pero para
ello “el diablo” exige como
a todos los poderosos someterse a los abusos,
mentiras e injusticias en que se apoya
el poder inspirado por el diablo.
La respuesta de Jesús, a partir de la Palabra, expresa que no cerrará sus
manos sobre la riqueza y el poder, necesita las manos libres para levantar
personas caídas, sanar heridas y lavar pies cansados del camino. Con
su respuesta denuncia toda clase de idolatría : “¡Adorarás
al Señor tu Dios y a El sólo servirás” (Dt 6,13).
La respuesta de Jesús es directa y casi indignada, subrayando que la
adoración se debe A Dios, a Él sólo.
Jesús vence, también esta
tentación sin dejarse engañar
y así mantiene su fidelidad a Dios.
Porque “nadie puede servir a dos
señores” y “sólo
Dios merece servicio, temor y adoración”;
el Dios del Reino que es necesario anteponer
a todas las cosas (Lc 16,13; 12,31)
Tercera
tentación: Seguramente
Jesús, está preocupado por
cómo ayudar a las gentes a creer
y fiarse de Dios. Y en esa reflexión,
dice el texto que el Tentador le lleva
al lugar más alto de Jerusalén,
al templo lugar de reunión de los
creyentes, y situado en el pináculo,
en el ángulo suroeste del templo
y junto al pórtico de Salomón,
que, de hecho, se levanta sobre un precipicio
de cien metros. Desde allí le invita
a lanzarse al vacío. La tentación
parte de la utilización de unos
versículos del Salmo 91, 11-12: “Si
te tiras, Dios, enviará a sus ángeles
para que te cuiden y te guarden” y
también “En sus manos te llevarán,
para que tu pie no tropiece con piedras”
Una vez
más Jesús vence
esta nueva tentación: no quiere
colmar las esperanzas populares, que buscan
un Mesías triunfante y justiciero
y manifiesta que está dispuesto
a confiar en Dios sin condiciones, sin
exigir intervenciones extraordinarias y
protectoras del poder divino, sintonizando
con el autor del Deuteronomio, responderá: “está dicho,
no tentarás al Señor tu Dios” (Dt
6,16).
Y el relato
nos dice que el “el
tentador se retiró hasta otra ocasión”:
Seguramente Jesús fue tentado durante
toda su vida, se constata que tuvo oposición
de la familia, de los amigos, de los discípulos,
de la gente de su pueblo, de Herodes y
las autoridades políticas y religiosas,
de los grupos organizados: fariseos, saduceos,
etc… ¿Cómo mantenerse
fiel al camino, ante esta constante presión?
Jesús lo logra, no pensando en
sí mismo; no eligiendo el camino
fácil el mesianismo triunfal desde
el poder, como esperaban las gentes, a
base de milagros portentosos y si el camino
difícil de un mesianismo en pobreza
y entrega humilde, aunque preveía
que terminaría en un fracaso frente
al pueblo y, probablemente, en un grave
riesgo para su vida. Jesús tendrá las
manos limpias para actuar a favor de los
pobres y los oprimidos por toda clase de
males e injusticias y así buscará la
gloria de Dios y la fraternidad entre los
hermanos. Así se presenta en la
Sinagoga de su pueblo (Lc 4, 18 ss), como
enviado de Dios para dar la buena noticia
a los pobres, será su programa de
vida.
Y nosotros cuáles
pueden ser nuestras tentaciones?
1.- Lo
primero que constatamos es que con su
victoria, Jesús nos muestra
que todas las dificultades, a la fidelidad
de la misión, que sin duda tendremos,
pueden ser superadas.
Como él contamos con la fuerza
del Espíritu y la luz de la Palabra. Él
que constantemente fue tentado y por ello
es capaz de comprendernos y venir en nuestra
ayuda, en todas las circunstancias y situaciones
que nos toque vivir.
¿Nos dejamos guiar por el Espíritu
o lo tenemos apartado del caminar de nuestro
vivir?
¿La Escritura, la Palabra es escuchada y reflexionada en nuestras Juntas
de Gobierno y es la guía de nuestras Hermandades y Cofradías?
¿Recurrimos a Jesús para vencer las tentaciones a traicionar nuestro
camino de seguidores y discípulos? ¿Nuestras Hermandades y Cofradías
tienen el Centro en Jesucristo o viven y se organizan al margen de Jesucristo?
Veamos:
- ¿Cómo estamos de materialismo
egoísta, ávido de riquezas
y bienestar, que excluye todo sacrificio
y se opone a la solidaridad y al compartir?
En estos momentos de crisis y de sufrimiento
para muchas gentes:
¿cómo tratamos a los hermanos
o cofrades afectados por la crisis económica
en nuestra propia Hermandad o Cofradía?
¿qué es
más importante
entre nuestra asociación el fortalecerse
económicamente con gastos en
tronos, carrozas o sirviendo a los
pobres del
barrio, la parroquia o Caritas?
¿Nos preocupamos de la situación
de los inmigrantes?
- ¿Cómo andamos en la tentación
del poder? Jesús la tuvo y la venció y
con las manos limpias nos dice que el poder
como manipulación, domino y engaño
no es propio de los hombres del Reino (Lc
16,13) Afirmación que según
Lucas, profiere en la Última Cena,
al mismo tiempo que El se define como el
que sirve.
Nos
enorgullece más tener a nuestro
lado una autoridad, eclesiástica
o civil, sea creyente o no, a ella le rendimos
reverencia, les reservamos los mejores
puestos, les entregamos nuestras insignias,
les cedemos nuestras varas y les condecoramos;
mientras que de los pobres, que deberían
ocupar el primer lugar, nos olvidamos. ¿Qué nos
dice la Escritura al respecto? Escuchemos
al apóstol Santiago
2 Supongamos que entra en vuestra asamblea
un hombre
con un anillo de oro y un vestido
espléndido; y entra también
un pobre con un vestido sucio; 3 y que dirigís vuestra mirada al
que lleva el vestido espléndido
y le decís: "Tú, siéntate
aquí, en un buen lugar"; y
en cambio al pobre le decís: "Tú,
quédate ahí de pie",
o "Siéntate a mis pies".
4 ¿No sería esto hacer distinciones
entre vosotros y ser jueces con criterios
malos? 5 Escuchad, hermanos míos
queridos: ¿Acaso no ha escogido
Dios a los pobres según el mundo
como ricos en la fe y herederos del Reino
que prometió a los que le aman? 6 ¡En cambio vosotros habéis
menospreciado al pobre! ¿No
son acaso los ricos los que os oprimen
y
os arrastran a los tribunales? 7 ¿No son ellos los que blasfeman
el hermoso Nombre que ha sido invocado
sobre vosotros? (Santiago 2, 2-7)
- Finalmente
reflexionemos sobre el prestigio y el
orgullo que no dudan manipular a Dios
para conseguir los propios intereses. Siempre
será tentador para algunos utilizar
el espacio religioso para buscar reputación,
renombre y prestigio. Pocas cosas son más
ridículas en el seguimiento a Jesús
que la ostentación y la búsqueda
de honores. Actitudes así hacen
mucho daño a la Cofradía
o Hermandad, a la Iglesia en general y
la vacían de verdad.
Acaso
no es verdad que cuando uno llega a una
Junta de Gobierno, se distancia de
la base y se sube a un pedestal? ¿No
es cierto que el peor enemigo de nuestras
asociaciones es el protagonismo de determinados
personajes? ¿No es verdad, que a
veces, existe rivalidad y competencia entre
hermandades? ¿esto nos hace bien?
¿Qué nos
dice la Escritura?
33 Llegaron a Cafarnaún y, una
vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De
qué hablaban en el camino?" 34 Ellos callaban, porque habían estado
discutiendo sobre quién era el más
grande.35 Entonces, sentándose,
llamó a los Doce y les dijo: "El
que quiere ser el primero, debe hacerse
el último de todos y el servidor
de todos".36 Después, tomando
a un niño, lo puso en medio de ellos
y, abrazándolo, les dijo: 37 "El
que recibe a uno de estos pequeños
en mi Nombre, me recibe a mí, y
el que me recibe, no es a mí al
que recibe, sino a aquel que me ha enviado".
(Mc 9, 33-37; Mt 18, 1-5; Lc 9, 46-48)
¿Cómo
hemos de trabajar para acercarnos al
Evangelio?